Amigo David. Gigante vencedor de muchos Goliat, así es como bien lo narras, viscicitudes y circunstancias que nosotros escogimos vivir y enfrentar con toda la adrenalina que " el perro oficio" nos acelera en la sangre; enfrentar y hacer periodismo del bueno el de compromiso social, el del diario quehacer investigador y sostenerse, hasta con alfileres, el la cotidiana lucha diaria , en la " batalla por las ideas" exige y reclama del sacrificio desdeñado por unos y ignorado por muchos más. Pero con un solo lector vale la pena haber escogido este ejercicio. No hay emoción pequeña u oculta, la imaginación y las armas de la información nos da el universo de ir en pos de hasta lo imposible. Te agradezco amigo- hermano de este certero plumazo cargado de emotivo recuerdo en el tiempo.
Dos décadas y un poquito más, hasta de biógrafos de la farándula. Eso es vivir y vivir a plenitud, no chingaderitas. Al fin y al cabo como bien lo dijera nuestro siempre bien recordado y, el si culto maestro de escuela y del periodismo grande,Don Pancho Garcia Flores: ( los periodistas nunca seremos amigos de los políticos" y ampliando , la punzante frase, ni de nadie. Salud y un fuerte abrazo. Hay quienes quieren y no pueden. Nosotros, un puñado " quisimos y podemos"... aún: Ramón Contreras Ramos
20 años despues
Por David Meza.- La vida me llevó a ser periodista, pienso que la profesión me eligió a mí y no a la inversa, son 20 años ya de labor en este prismático mundo de las letras impresas. Sabores y sin sabores, como casi todo en la vida, noches oscuras sin luna así como días bien soleados, tormentosas tardes con charcos grandes más de lágrimas que de agua, pero también dulces momentos inolvidables, más dulces que las coyotas de Villa de Seris.
Como escribió alguna vez Alejandro Siqueiros, periodista sinaloense del semanario Rio Doce, “el periodismo no es un concurso de simpatías” y cuánta razón tiene, porque la letra punza, a veces hiere, duele y los periodistas estamos ahí, en medio, como en la banda de una maquiladora, aventando las palabras, sacándolas de la caja, poniéndoles moño para que después sean, según nosotros disfrutadas por el público lector, aunque a muchos no les guste ni les parezca.
Aun aquí, en estos charcos de lodo, hoy tristemente también de sangre, el periodista lucha por no perecer, en el sentido literal y también en el romántico, intentando dejar de ser esa sombra en lo que la “opinión pública” nos ha convertido. Y es que nos metieron a todos en el mismo cuarto, oscuro, tétrico, sin oxígeno, calificados con el mismo rasero, moldeados y machacados, luego dibujados, para ser lo que las masas quieren que seamos.
Y ahora nos pegan todos, los buenos, los malos y los regulares, la lucha es en esta década por no ser la noticia, lastimosamente cada vez más difícil mantener la verticalidad. Ser periodista en estos tiempos es meterse a la jaula de los leones salvajes con la pluma como única defensa.
Atrás quedaron los tiempos románticos de los reporteros escarbando en la verdad hasta hacerla emerger para compartirla con todos, se fueron ya los años maravillosos cuando éramos el puente entre la noticia y la gente. Hoy se trata de resistir, de mantener el hálito suficiente para no desaparecer, para que en el monitor siga apareciendo tu nombre y tu pensamiento permanezca, se prolongue.
La libertad de prensa está más amenazada que nunca, México es el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo en el mundo, la lucha se le hace pero no es nada fácil. Los que protegen son los mismos que pegan y desaparecen, entonces no hay verdad que aguante tres balazos, ¿de qué sirve un periodista muerto?
Hay familia, hay hijos, hay esposa, cuentas que pagar como en todo hogar, el periodista es también padre, hijo, hermano, amigo, ciudadano, con una labor a la que ahora pocos valoran, respetan o admiran, ya no es como antes. Es cierto, “de todo hay en la viña” se vuelve complicado en ocasiones desmarcarse pero hay que ser sinceros, de este lado de la trinchera ya nada es claro, todo se ha vuelto una nebulosa, los caminos cerrados, las veredas cada vez más angostas.
El asesinato de Javier Valdez de “Río Doce” y de Miroslava Breach de la Jornada, así como de otros cinco periodistas mexicanos durante este 2017 ponen claro el panorama para este día 07 de Junio de 2017, ¡no hay nada que festejar! Solo reconocerles a ellos, a los caídos en la brega su amor por la profesión y su legado.
Y aquí estoy, 20 años después, tratando de no mutar, para ser lo que siempre he sido; el teclado tiene las mismas letras de ayer pero las palabras en mi pensamiento ya no son las mismas, y aquí estoy, dos décadas después, viéndome en el espejo y no puedo evitar sentir nostalgia por lo que fue y hoy ya no es.
(A todos mis amigos periodistas, reporteros y comunicadores, en este día tan especial, mi reconocimiento y afecto sincero. DMR. Sonoyta 2017.)